Ataviados con sus mejores galas, el cuarteto reconvertido en sexteto en los directos nos daba la primera sorpresa de la noche con un cambio en el setlist. A pesar de ser numeroso desde primera hora el personal se entreveía algo tímido desde las primeras filas. Y es que lo de estos chicos es cuanto menos algo totalmente salvaje. Recuperado el aliento llegaba el turno de Julio de la Rosa. El jerezano se enfrentaba a la ardua tarea de cerrar una noche en la que Egon Soda y León Benavente habían dejado el listón muy pero que muy alto. Sin haberlos visto nunca y con muchas expectativas puestas en ellos llegaba la hora de hacerse hueco en las primeras filas para disfrutar de The Right Ons. Y así fue. Vamos, que The Right Ons es de esas bandas que se come el escenario a golpe de guitarra y baqueta.
Feed algo especial en el aire, poco intangible que no se ve, empero que se siente muy dentro. A veces se ve el castillo, a veces no. Seguro que a Mozart le hubiera encantado tocar bajo la Torre de Nubes, de acero y cristal, que parece flotar sobre el mismo auditorio. En la Baja Austria siempre hay tiempo para escuchar un acorde. En el castillo renacentista de Rosenburg los conciertos, entre mayo y octubre, tienen lugar a la luz de las velas. Se podría largar que en la ciudad siempre feed alguna melodía de fondo a la que prestar atención.